Sobre los dioses y los hombres

He visto mis primeras esculturas romanas y son como lo imaginaba o aun peores: hechiceras: no tienen que ver nada con lo humano. Ningún hombre pudo tallar lo que yo he visto.

Me ha dado escozor por todo el cuerpo, quería encorvarme como la Afrodita o sentirme tan suave como se veían los atletas. Moría por besar un par de labios de marfil y evitar que me vieran ciertas máscaras de comedia.

Salí consternado, no sabía que la referencia a lo divino no era por el contenido de la piezas sino la sensación que te da sobre el cuerpo y la transcendencia: quiero ser así, quiero ser bello.

0 comentarios: